Gaia es una teoría (más que una teoría, se podría entender como una nueva forma de concebir las ciencias de la naturaleza) que propone que la superficie externa de la Tierra y todos los organismos que habitan en ella, forman un sistema autorregulado y en homeostasis; estos es, un sistema en equilibrio dinámico, de tal manera que toda perturbación se traduce en una modificación de este sistema para absorber los efectos de la perturbación y así poder mantener unas condiciones apropiadas para la vida. Según ésto, a lo largo de los tiempos, la vida, interactuando con el medio inerte de la superficie terrestre, habría mantenido unas condiciones adecuadas para su existencia. Esto pretende ser un marco en el que encuadrar todos los conocimientos e investigaciones, tanto en bio como en geociencias.

La teoría Gaia fue propuesta por un químico británico, James Lovelock, en los años 70. Su inspiración surgió cuando, trabajando para la NASA en la misión Viking, se planteó cómo se podía averiguar si un planeta tenía vida. Los análisis basados en la búsqueda de complejas biomoléculas, como aminoácidos o azúcares, no le satisfacían, pues esos análisis, dependiendo del lugar, incluso en algunas zonas de la Tierra, darían resultados negativos. Se percató de que la parte más accesible de un planeta es su atmósfera, y al comparar las atmósferas de la Tierra y el resto de los planetas rocosos del Sistema Solar cayó en la cuenta de la peculiaridad de la atmósfera terrestre: la Tierra posee una atmósfera en una situación de desequilibrio químico.
Planetas como Marte y Venus tienen una atmósfera cuya composición química está en equilibrio con la composición química de su corteza externa (la parte más superficial de un planeta): grandes cantidades de dióxido de carbono, con pequeñas proporciones de otros gases. Tienen una atmósfera "inerte": los gases de la misma no reaccionan entre sí ni reaccionan con las rocas de la superficie.
En cambio, la Tierra tiene una atmósfera en desequilibrio: su composición está dominada por el nitrógeno y el oxígeno (en ese orden), gases muy reactivos, que tienden a reaccionar con las rocas de su superficie. Otra de sus peculiaridades es su mezcla de gases combustibles, como el metano y oxígeno, que reaccionan vigorosamente entre sí. Por otra parte, si estos gases reaccionasen entre sí, la composición final de nuestra atmósfera sería similar a la de Marte o Venus, incompatible con la vida, por lo menos a gran escala. El hecho de que en la Tierra exista vida desde hace, al menos, 3.500 millones de años, nos indica que la atmósfera de la Tierra lleva mucho tiempo alejada del letal equilibrio que poseen el resto de planetas.
(continuarà...)
LSD