dilluns, d’octubre 31, 2005

De la cultura, incultos y analfabetos (Pinzellades)

La cultura como valor es un concepto que posee múltiples manifestaciones y resulta extraordinariamente variable en función de la época y el lugar en que se desarrolla. El aislamiento de los pueblos estabiliza los rasgos culturales y los consolida. El sucesivo contacto entre culturas ha provocado mestizajes consecutivos, nexos remotos, rasgos comunes y supremacías de unos rasgos sobre otros –el idioma o determinados hábitos y costumbres (como la alimentación), son unos buenos ejemplos de ello-. La globalización esta provocando una auténtica colisión de civilizaciones y una desnaturalización cultural más allá del mestizaje o la mezcla enriquecedora: se está empobreciendo el balance global cultural.

Sin embargo, el analfabetismo y la incultura son conceptos diferentes –también variables-. La alfabetización en determinadas épocas o lugares se ha limitado durante mucho tiempo a aprender a leer y escribir; sin embargo, hoy, la alfabetización se dirige hacia objetivos tecnológicos: manejarse con autonomía en el uso de las nuevas tecnologías –como la informática o el Internet-; o también se dirige hacia objetivos de mejora de lo que se viene a denominar “cultura general”: conocimientos matemáticos abstractos, o de historia, o de geografía, entre otros.

La cultura, por el contrario, tiene dos manifestaciones esenciales –entre otras-: la de raíz tradicional y utilitaria, conformada por el conocimiento ancestral que ha permitido a la humanidad sobrevivir y progresar adecuadamente (y que en mayor o menor medida y sofisticación está siempre presente en todos los pueblos); y la cultura elaborada, surgida del ocio y la creación, normalmente asociada a manifestaciones artísticas que enriquecen la cultura tradicional, sus manifestaciones históricas son la filosofía, la literatura, la música o el arte pictórico o escultórico, junto con el conocimiento asociado a todas ellas (no siempre presentes de forma evolucionada en todas las culturas).

Por tanto N’gueme posiblemente sea analfabeto, pero no inculto, aunque su cultura se limite a los conocimientos tradicionales elementales que su sociedad le ha transmitido. Ahora bien, el problema de N’gueme (y de los que vivimos en territorios que reciben gente de lugares remotos y culturas dispares) va a ser la dificultad real de que su cultura le sirva de algo en ese país occidental desarrollado que lo “acoge”; lo más probable es que su cultura –diferente- contribuya a su marginación e incomprensión, además de impedir que se integre adecuadamente a su nuevo lugar de residencia.

Un colega de Valladolid

2 comentaris:

Anònim ha dit...

val, col.lega, després de tot el teu desplegament de conceptes i valors, molt en el teu estil barroc, considero, si puc i me deixes, n'gueme analfabet i a més incult, mira què te dic, que de la cultura ancestral de què parles els queden bocins i dispersos als joves africans, i tenen una buidor mental mescla de tradicions que odien i costums "occidentals" que idolatren sense conèixer.
LSD

Anònim ha dit...

estic del tot d'acord amb lsd, per desgacia es aixi, els joves africans son doblement incults, abominen de la seva cultura i no tenen ni idea de la que adoren, l'europea, clar. per tant, son doblement inneptes per moure's al nostre mon