Que Zapatero haya tenido que recordarle al Papa, siempre poniendo el respeto por delante, que ha sido elegido por millones de ciudadanos, es un claro síntoma de que o bien el Papa ignora lo que es un Estado democrático desde su monarquismo absoluto o bien no quiere acabar de entender que esto no es una república bananera. Lo cierto es que la Iglesia respetada de la transición, con su mesurada postura, ha dado paso a una Iglesia más intransigente, que recordando la de la Cruzada reivindica libertad para ella y el trágala para los demás. De modo tal que el nuevo anticlericalismo, que pide apostasías y rechaza el Concordato, nace del nuevo clericalismo, si se puede llamar así al fundamentalismo de la Iglesia española actual. Y en ese estado de cosas, aparece lo que no había aparecido antes. Por ejemplo: los ciudadanos que en Internet han colocado una imitación de señales de tráfico con una mitra o un símbolo vaticano y debajo la leyenda: Jo no t´espere. Y que un grupo de devotos del Papa copien a sus detractores, y de paso fomenten su campaña, con el nombre de Su Santidad en la señal de tráfico y esta leyenda al pie: Jo si te espere. Es posible que todos tengamos que reflexionar ante fenómenos de acción-reacción como estos, pero lo que es indudable es que la Iglesia tendría que pensarse cuándo es ella la víctima y cuándo el verdugo o, mejor dicho, cuando por una cosa le viene la otra.
FERNANDO DELGADO, "Levante"
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