dilluns, de juny 20, 2005

La tierra como mercancía

Aldo Leopold, escribió en 1945:

"La conservación no acaba de ir hacia delante porque es incompatible con nuestra concepción abrahámica de la tierra. Abusamos de la tierra porque la vemos como una mercancía que nos pertenece. Cuando pensemos en la tierra como en una comunidad a la que pertenecemos, podremos empezar a usarla con amor y respeto".

Tal vez estas palabras nos permitan pensar en el problema que habéis planteado sobre el papel del hombre (de las personas) en la naturaleza. Hace muchos años que pienso que el hombre siente verguenza de pertenecer a la naturaleza y se esfuerza por negarlo, por marcar una frontera y ahondar en la distancia.

Un Colega de Valladolid

PD. No se si es el lugar ni el momento, pero estoy a favor de la devolución de los "papeles de Salamanca" expoliados en su día de forma ilegítima.

4 comentaris:

Anònim ha dit...

Hola, colega. Verás, yo no creo que el problema del trato que tenemos con la naturaleza sea consecuencia de una percepción o otra de la misma. Lo que quiero decir es que no creo que el hecho de sentirnos en una posición de dominio o de pertenencia a la Naturaleza sea la causa, sinó la naturaleza humana en sí misma. la ambición, la soberbia, el respeto...Todo depende de la escala de valores de cada uno y por extensión, de cada sociedad. Porqué todos estamos de acuerdo en que pertenecemos al grupo “humanos”, ¿verdad?¿Y esto garantiza que nos tratemos con respeto? Por otra parte, desde una posición de fuerza se puede actuar con mucho respeto.

Dominamos a la Naturaleza cuando hacemos diques para contener los ríos, para ganar terreno al mar; La burlamos cuando con ingeniería genética cultivamos transgénicos, con reproducción asistida creamos vida, con esterilización de especies eliminamos plagas, con antibióticos eliminamos infecciones (nos morimos menos y esto para la Naturaleza no debe ser bueno, somos más a alimentar), dolor con analgésicos, fiebre con antipiréticos, cuando regamos terrenos de secano; la ayudamos cuando acercamos al agua tortugas recién nacidas que no la alcanzarían por sus medios, cuando limpiamos bosques para evitar incendios, cuando repoblamos; la destruimos con las emisiones de gas a la atmósfera (que nos protege) que eliminan poquito a poco la capa de ozono, cuando quemamos o talamos bosques para construir, cultivar. Todas las actuaciones que hacemos a favor o en contra de la Naturaleza tienen consecuencias que se nos escapan, tanto las que parecen buenas como las malas.

Pero Ella contesta. El Nilo ya no crece cada año fertilizando sus orillas y garantizando excelentes cosechas a los agricultores; los conejos son una plaga en Australia y el cangrejo americano en nuestros ríos; el sol cada vez duele más, el cáncer de piel va en aumento; aún no sabemos qué nos depara el consumo de transgénicos; el clima está cambiando, se extinguen especies y aparecen de nuevas (esto ha pasado siempre), y algún día la mutación de algún virus conocido (o no) quizás acabe con nosotros...

Lo que yo creo es que todo esto es Naturaleza ya que los humanos formamos parte de la misma. Esto es lo que quería decir cuando en otro comentario escribía que somos un fenómeno evolutivo que está provocando un cambio climático. Parece ser que la extinción de los dinosaurios se debe a la nube de polvo que cubrió el cielo, impidiendo el paso de los rayos del sol, provocada por la colisión de un enorme asteroide con la Tierra. Bueno, todo parece indicar que la próxima la vamos a causar (la estamos causando) nosotros. Lo curioso es que nosotros sabemos que lo estamos haciendo y parece que no hay mucho interés por remediarlo. Como ya no nos va a pillar aquí...

Susanna

Anònim ha dit...

Y después de tanto rollo se me olvidaba decir que en nuestro mundor todo y todos somos mercancía. ¿Cómo se iba a librar la tierra? Pero insisto, a la mercancía también se la puede tratar con amor y respeto. Lo que no entiendo es lo de sentir vergüenza de pertenecer a la Naturaleza. ¿Por qué?

Anònim ha dit...

Todo apunta hacia la muerte de Adán, que en hebreo significa "el hijo de la tierra". Adán fue el primero en caer, en manos de Caín, y aquí empieza (al menos alegóricamente) la deriva que nos ha ido separando de nuestra naturaleza. Muerto el hijo de la tierra, Caín representó el precursor de nuevo "hombre", el que con violencia conseguiría dominar y hacerse un espacio próspero en la Tierra, como tantas veces nos ha demostrado la historia. Caín indicó el camino al Ciborg (tan bien definido por H. ACHTERHUIS) y el Ciborg (o Cyborg) es la máxima expresión de la lejanía vergonzante entre hombre y naturaleza. Preferimos la realidad virtual a enfrentarnos ante nuestra propia realidad (¿será que no nos gusta lo que vemos?). Creo que el hombre, distanciándose de la naturaleza pretende superar un "complejo original", el de la verguenza de Adán y Eva al ser expulsados del Paraíso. (Cito el Génesis, porque aunque no sea creyente lo considero un gran trabajo antropológico).

Por cierto, puedes escribir tranquilamente en catalán, lo comprendo sin dificultad, aunque no me atrevo a escribirlo por respeto -al menos por el momento-.

Un saludo del Colega de Valla...

Anònim ha dit...

La diferencia entre cómo lo ves tú y cómo lo veo yo está en este “la deriva que nos ha ido separando de nuestra naturaleza” de tu comentario. Para mí nada nos ha separado de nuestra naturaleza: ésta (la de ahora, la anterior, la de siempre) es nuestra naturaleza. La capacidad de transmitir lo que aprendemos nos ha hecho diferentes y poderosos. La inteligencia debería servirnos para conseguir el bienestar de todos, pero no estamos por la labor, nuestra evolución nos ha llevado por otro camino.

Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso por desobedecer una ley divina y el castigo fue gordo: Ganarás el pan con el sudor de tu frente para Adán y parirás con dolor para Eva. ¡No está mal! Más que dar vergüenza, jode, ¿no? Total, por una manzana. No debían comer del árbol que les “abriría los ojos” pero lo hicieron y mira, así nos va. ¿Qué significado tiene? ¿Seguiríamos en el Paraíso si permaneciéramos ignorantes? Probablemente, pero nadie habría escrito el Génesis ni nada, seguiríamos en la era de la recolección, seríamos muchísimos menos, seríamos felices (¿conoceríamos el significado de ser feliz, estar alegre, triste...?). Ésta es otra naturaleza, muy distinta a la nuestra. ¿La inteligencia presupone el castigo divino?

Yo tampoco soy creyente pero también me enseñaron religión. La inteligencia se puede ver como un castigo, supongo, desde el momento en que somos conscientes de la responsabilidad de cada uno al usarla de una u otra manera. En el Paraíso se debe vivir muy bien...

Ah, ya sé que puedo escribir en catalán, que lo entiendes, pero es que me sale contestar en castellano. Al fin y al cabo que más da mientras nos entendamos, ¿no?

Susanna